¿Jugamos a ser tolerantes?

Parece que hoy en día está mal visto tener la mente abierta, que lo que vale es dejar caer tu opinión como una pesada losa sobre los demás. Hay que dejar claro que tenemos conocimiento de todo y que nuestras ideas son la realidad, y hay que defenderlas con sudor y sangre. 

Eso es a lo que hoy en día llamamos personalidad.

Aunque me alegra pensar que sigue habiendo personas curiosas que miran por detrás de los grandes dictadores de ideas y se preguntan por qué la persona que está frente a su postura ve la vida de un mundo diferente.


Ese es el primer paso para no juzgar.

El siguiente es tener la humildad suficiente para reconocer que no sabes nada de nada. ¿Acaso alguien sí?

Es la única manera de abrir los ojos y darte cuenta de que la realidad, estructurada tal y como nos la presentan, no existe. Que vivimos en un mundo en el que hemos puesto número hasta a la cantidad de luz que  puede ofrecer una bombilla. Como si del 1 al 2 no hubiera una infinidad de matices. 

Pero si piensas lo suficiente, te darás cuenta de que este mundo ilusorio de estructuras imaginadas es necesario para poder seguir adelante y evolucionar. 

Aún así no debemos confundir las estructuras con los prejuicios, que se presentan como barreras al conocimiento real. Aún así sigo con la esperanza de que llegue proto una revolución que ponga do moda el volver a pensar un poquito.

Y hasta aquí, mi humilde opinión.

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